Coco le devolvió la sonrisa: la historia de María, una abuela de Arroyito y su gallo perdido

Un pequeño gesto despertó una gran alegría en el corazón de una vecina muy querida en la ciudad. “No hice nada extraordinario, porque en Arroyito cualquiera lo hubiera hecho”, dijo quien le extendió a esta mujer su mano… y su corazón.

María es una vecina de Arroyito, de esas personas que se ganan el cariño por su respeto, su amabilidad y su corazón enorme. Entre sus afectos más entrañables estaba Pipo, un gallo que no era solo una mascota, sino un verdadero compañero. Por eso, cuando el animal desapareció, su ausencia dejó un vacío difícil de llenar y días de tristeza en la vida de esta abuelita.

La historia llegó a los oídos de Nicolás Moreno, Director de Cultura del municipio, quien no dudó en moverse para cambiarle el ánimo. «Me enteré de que María estaba amargada por la desaparición del gallo que tenía como mascota. Entonces me puse a hacer una campaña para conseguirle uno nuevo», contó.

La respuesta no tardó en llegar: una amiga de El Fuertecito donó un gallo, y el nuevo compañero fue entregado a María. Ella, emocionada, no dudó en bautizarlo: Coco. A la siguiente misma mañana, Coco cantó por primera vez, para felicidad de María y de todos los que la quieren.

“Con pequeñas cosas se puede hacer feliz a la gente. No hice nada extraordinario, porque en Arroyito cualquiera lo hubiera hecho”, dijo Moreno, con humildad. Y agregó una reflexión: “Los arroyitenses somos de estar cerca de las grandes necesidades, pero también de las cosas sencillas. En este tiempo de tantas dificultades, con tantas feas noticias, contar esta anécdota me pareció sano y constructivo. Hay muchas historias que hacen bien al alma. Así como me hizo bien a mí irme a dormir con la imagen de la sonrisa de la abuela María».



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